En estos tiempos pandémicos en los que la Cultura (si, con
mayúsculas) ha quedado relegada a un segundo plano, a un bien prescindible y
sacrificable…todavía quedan individuos cuya locura y amor al arte ayudan a
mantener con algo de vida el teatro, aun con todas las zancadillas que supone
el estrenar hoy en día.
Miguel Angel Cárcano cuenta (y sabe lo que quiere contar)
las dificultades que ya de por si supone el dar vida a una obra de teatro,
independientemente de la situación mundial que en ese momento se preste. Lo
contará a través de cuatro figuras sobre el escenario que nos mostrarán las
dificultades, las dudas…e incluso la lucha de egos que se pueden llegar a dar
en la preparación de todas y cada una de las obras de teatro que hayamos podido
llegar a ver, y lo hará a través de Antonio (un desaprovechado Fran Leal), en el
papel del director de una reconstruida y actualizada versión de Macbeth
ambientada en un manicomio, salvo que en este caso se tratará de un director
que ni cuenta ni sabe lo que quiere contar…
Guillermo Barrientos (Marcos/Macbeth) echa sobre sus hombros
la práctica totalidad de la obra, y lo hace comiéndose el escenario de forma
magistral, complementándose a las mil maravillas con el resto del elenco en
todas y cada una de las escenas que protagoniza. Y no, no es tan guapo como él
se cree…quizá por eso es tan buen actor…
Marian Zapico (Miranda/Lady Macbeth), la única fémina del
elenco, empieza ocultándose en un segundo plano al comienzo de la obra, pero lo
hace con la única intención de tomar carrerilla para ascender y evolucionar
desde el primer al séptimo acto y convertirse en la punta de la daga sobre la
que el resto de actores acabarán tocados y hundidos.
Y por último, pero no menos importante, Walter De La Reta
(Fernando/Banquo) no goza del total protagonismo que se merece, ya que tanto su
personaje como su “método” deja un muy buen sabor de boca en sus apariciones,
en las que a veces dudas de si realmente está actuando o le han hecho creer que
la obra en sí son los ensayos de la misma. Graben este nombre en sus cabezas…
Y es que, aunque en cierto momento puede parecer una tragicomedia
creada por y para actores, no entra en los clichés y chistes que solo la gente
del mundillo conoce (como los chistes de informáticos que a solo ellos hacen
gracia), lo que habría supuesto el suicidio de la obra.
No.
Como bien dije al comienzo de este texto, Miguel Ángel Cárcano sabe lo que quiere contar y como lo quiere contar, pero desgraciadamente no lo podrá hacer mañana, ni mañana, ni mañana….por ahora tendrás que conformarte con visitarles únicamente los jueves, a las 19:30 horas, en el Teatro Lara.